Yo crecí en una gran ciudad, llena de actividades, de gente, de ruido, de ocupaciones, y eso me hizo creer que una existencia de horarios saturados era no sólo normal sino necesario. Para mi la vida en una ciudad siempre había sido reflejo de logros, de triunfos, de esfuerzo básicamente no podía concebir mi vida viviendo en un lugar tranquilo sin nada por hacer, hasta que hace poco me di cuenta que estaba completamente equivocada, que eso que yo pensaba que era una vida satisfactoria, en realidad nada tenía que ver con una vida placentera y feliz. Viendo a una chava que es instructora de yoga, y que vive en un pueblo pequeño a la orilla del mar, me di cuenta que no porque ella no tuviera su horario saturado de ocho de la mañana a 9 de la noche, no estaba logrando grandes e incluso mejores cosas en la vida; que el darte cinco minutos para respirar y simplemente estar, muchas veces es uno de los más grandes logros que uno puede tener, porque te estás regalando tiempo para disfrutarte, para conectarte, para ser y nada más, te estás diciendo a ti mismo que vales lo suficiente para detener el ajetreo y estar contigo mismo y nada más. sin necesidad de nada de las cosas que el exterior nos ofrece, sino simplemente con tu mente, tu presencia y tu corazón, es más que suficiente para ser feliz y gozar.
Siempre pensé que yo nunca podría vivir en un lugar pequeño, porque me parecía aburrido, y ahora me doy cuenta que eso tiene más que ver con mi incapacidad para disfrutar la simpleza de la vida, en donde muchas veces es en donde se esconde la grandeza, que con las actividades que uno pueda realizar. Porque finalmente estoy viendo que en mi caso, el aburrimiento no era sino mi falta de entusiasmo por la vida, por encontrar alegría en un cielo estrellado, por ver la dicha en un atardecer, por saborear la vida en un helado, por bailar al ritmo del silencio, por ser sin necesidad de adornar mi existencia con logros exteriores, sino con la dicha del esfuerzo interno, que hoy por hoy me da tanta satisfacción, porque hoy que veo que mi hijo se divierte con un palito de madera mientras que busca y construye sueños en la tierra, entiendo que la vida es mucho más que títulos, posesiones, peldaños, y reflectores. La vida es eso que pasa frente a nosotros mientras estamos organizando nuestro horario, mientras que estamos admirando la vida de quienes han llegado alto, mientras que estamos maquillando nuestra existencia, porque creemos que no somos perfectos, la vida es eso que se va desvaneciendo conforme dejamos que los instantes se vayan sin haber hecho nada por gozarlos.
Por eso hoy sal a la vida, y date un día para disfrutarte a ti mismo, gozar de tu respiración, contar tus latidos, reírte contigo mismo, date un día para ser y nada más, que estoy seguro que ese día tu vida marcará.
JESSICA WOOLRICH