lunes, 29 de febrero de 2016

SOLTAR EN LIBERTAD

         La mayoría de nosotros siempre buscamos, o anhelamos que las personas que queremos y nos rodean sean felices, sin embargo, hay momento en la vida en los que nos enfrentamos a una realidad que muchas veces queremos evadir, y es el hecho de que no todas las personas quieren y están dispuestas a dejar atrás un camino conocido por ellos, aún cuando en este camino no hagan otra cosa que sufrir. Muchos de nosotros tenemos nuestras expectativas, nuestros anhelos y nuestra esperanza puesta en el hecho de que esas personas van a salir adelante, y cuando vemos que no es así, nos derrumbamos con ellos, sin embargo la realidad es que hay algo que debemos de aprender, y es que quizás esas personas no quieran, o no estén preparadas para ser felices, quizás solamente seamos nosotros los que al presionarlos estemos forzando a que elijan un camino que se sienten incapaces de caminar, y al hacer esto, estamos queriendo que ellos vivan una vida distinta a la que su libre albedrío los está llevando. Y es que cuando vemos a alguien que parece estar perdido, alguien que se encuentra en una relación con violencia, o que está en medio de un torbellino de alcohol o de drogas, o de cualquier otra adicción, en sí alguien que sufre, queremos que esa persona salga adelante, y lo queremos con tanta fuerza que ponemos nuestra vida en ello, y cuando esas personas comienzan a dejar atrás esas situaciones nos sentimos felices, esperanzados, les tendemos la mano, les mostramos el camino, y cuando ellos recaen en viejos hábitos, patrones o conductas, nos aferramos tanto de sus manos, creyendo que es para no soltarlos que muchas veces nos vamos al precipicio junto con ellos, y dejamos que sus conductas transformen nuestras vidas. Lo hacemos pensando que es por amor a ellos, que estamos a su lado porque son tantas nuestras ganas de que ellos estén bien, que nos olvidamos de nosotros mismos, nos olvidamos de demostrarnos cuanto nos amamos, nos perdemos en las penumbras y olvidamos el brillo del sol. Les suplicamos que salgan adelante que elijan mejores cosas, que busquen ayuda, sin embargo muchas veces nada pasa y todo sigue igual.  El tiempo pasa y las suplicas continúan, sin que haya una respuesta, y entonces comenzamos a molestarnos por las malas decisiones de esas personas, porque sentimos que ellos son incapaces de ver lo bueno de la vida, y nos preguntamos: ¿hasta cuando van a cambiar y entender?, pero creo que hay una pregunta mucho muy importante que nosotros nos tendríamos que hacer, y es ¿hasta cuando vamos a cambiar nosotros?, ¿hasta cuando vamos a perdernos en un laberinto ajeno?

         Muchas veces ni siquiera le hemos preguntado a esa persona si quiere o no cambiar, si le gusta o no su camino, y solamente los orillamos a que elijan si lo que quieren es ese camino o a nosotros y nunca hacemos la pregunta al revés, o bueno casi nunca. Nunca nos cuestionamos si queremos seguir al lado de esas personas, si queremos ser parte de su camino, si es momento de dejarlos decidir, si es momento de seguir nuestro andar, y con esto no me refiero que nos dejen de importar, sino que debemos de evitar caer en un camino tenebroso elegido por alguien más, y es que yo soy de las personas que siempre busco dar una oportunidad, a mí, en lo personal no me parece mal hacerlo, solamente que muchas veces no nos damos cuenta de que algunas personas ni siquiera nos están pidiendo una oportunidad, estamos tan empeñados en que elijan otro camino, que no los escuchamos a ellos sino a nosotros mismos, a veces hay que detenernos y escuchar
         No todas las personas buscan lo mismo, hay quienes necesitan caer antes de buscar levantarse, hay quienes en el suelo te piden la mano, pero no para que los ayudes a levantarse, sino para jalarte al piso con ellos, es por eso que SIEMPRE debemos de mantener firmes nuestros propios pasos, es sobre esos pasos sobre los ÚNICOS que tenemos control, así que hay que aprender a darnos cuenta de que no podemos andar caminos ajenos, ni tampoco podemos obligar a otros que anden el nuestro, podemos tender la mano, pero sin olvidarnos de nosotros mismos, porque si no lo hacemos, nosotros también estaremos eligiendo algo malo para nuestro destino.

         A veces debemos soltar y dejar en libertad.

                      JESSICA WOOLRICH

lunes, 22 de febrero de 2016

TÚ IMPACTO EN EL MUNDO

         Todos nosotros formamos parte del mismo mundo, y nuestras actitudes afectan nuestro entorno, sin embargo muchas veces en la vida, creemos que lo que hacemos en nuestro día a día no tiene un impacto importante en el mundo, pero si analizamos a detalle algunas situaciones, nos daremos cuenta de que incluso un pequeño hilo, forma parte del tejido que cubre nuestra realidad, por lo que debemos de cuidar siempre que nuestras acciones sean positivas, para no afectar la vida de los demás, darnos cuenta de que las pequeñas acciones de nuestro día  son igual de importantes que aquellos actos que pensamos son "claves" en nuestra vida.

         Y si no creemos esto, ¿qué piensas de aquellos hombres que acuden a burdeles buscando "divertirse"? llegan allí impulsados por sus deseos, sin preocuparse si las mujeres que están allí lo hacen por gusto o porque como la mayoría de las sexo servidoras que existen, están siendo obligadas por un tratante de blancas, alguien que las explota, las golpea, las amenaza, las mantiene secuestradas, pero para el cliente es más fácil pensar que ella buscaba dinero fácil y nada más. A él no le interesa preguntarse si sus deseos no promueven la destrucción de la vida de alguien más. Y no crean que esto lo digo porque sea persignada, ni porque me asuste del sexo, del placer o de cualquier otro tema de este tipo, es sólo que lo que vemos no siempre es lo que sucede en realidad, sobre el escenario del table, o de la casa de citas, todas las mujeres esconden sus ojos detrás de un bello maquillaje, sonríen como si la felicidad fuera su realidad, y se olvidan de sus sueños de niña, pero detrás de todo eso, hay muchas, pero muchas como Karla Jacinto, la joven que a los 12 años cayó en manos de un tratante de blancas, o un padrote como se lo conoce, y desde ese momento su vida se convirtió en un infierno, ya que durante cuatro años la obligaron a acostarse con 30 diferentes hombres cada día, por lo que  fue violada 43 mil 200 veces. Y como ella hay muchos, muchísimos casos más, y todos señalan al padrote como el único culpable, pero nadie se cuestiona la responsabilidad moral de esos 43,200 hombres. Y estoy segura que la mayoría de esos hombres han de sentirse horrorizados al escuchar que una menor de edad ha sido violada esa cantidad de veces, pero no se dan cuenta de que quizás ellos también han sido partícipes de algo así. 

         Así que podemos darnos cuenta de que si, en efecto, todas nuestras acciones favorecen o perjudican la vida de alguien más, lo mismo cuando compras una película pirata y te espantas al mismo tiempo por el aumento de la narcoviolencia, y te indignas de que la gente sea capaz de comprar droga, pero no te cuestionas, o no te interesa saber que varios cárteles de la droga han incursionado en la piratería para poder financiarse, así que bien, el dinero de tu película pirata y el dinero de quien compra cocaína, van a parar a las mismas manos, y como este ejemplo, hay muchos otros, de quienes dan dinero en mordidas, quienes inventan chismes y los esparcen, y bueno cualquier cantidad de acciones que son realizadas desde la inconsciencia humana, por lo que si esperamos que el mundo sea un lugar mejor para nosotros y para nuestros hijos, hay que empezar a ser más conscientes del impacto que podemos generar en el mundo, elegir mejores cosas, estar conscientes, ser compasivos, honestos, y bueno todas las cualidades que ustedes saben se necesitan para construir algo mejor.

         Despiértate cada mañana con la firme intención no de estar pendiente de todas y cada una de las acciones del gobierno, sino estar pendiente y consciente de todas y cada una de tus decisiones por pequeñas o grandes que parezcan, de esta forma te aseguro que lograrás un mundo mejor, que no dependerá de lo que haga o deje de hacer alguien más, sino de lo que te dispongas a construir tu mismo en este lugar y en este momento.

martes, 16 de febrero de 2016

LA CIMA

        A veces miro a mi alrededor y siento como si mi vida estuviera en una especie de pausa, no se si les ha pasado, pero a mi a veces me sucede. Es que de pronto siento que mi vida nada tiene que ver con aquella imagen que tenía de como iban a ser las cosas, cuando tuviera 30, 31, 32, y así, yo creía que para esta edad ya habría cumplido TODOS mis sueños, y sin embargo me doy cuenta de que aún hay muchas cosas que quiero lograr, algunas de las que había soñado, y otras nuevas que apenas me estoy planteando, y  simplemente me doy cuenta de que los sueños no se acaban nunca, y que no hay peor error que pensar que tendremos la vida perfecta cuando obtengamos tal o cual cosa, nos preparamos tanto para cierto momento que olvidamos entrenarnos para todo lo que viene después que que logremos nuestra meta, o para todo aquello que sucede antes de llegar a ella, como si toda nuestra vida solamente fueran esos minutos en donde abrimos el regalo con el que tanto hemos soñado.

         Es como si un escalador entrenara toda su vida para subir a la cima del Everest, analizara todas y cada una de las posibles rutas para subir, comprara el equipo correcto para ascender, llevara provisiones para todo el ascenso, pero simplemente se olvidara que después de llegar a la cima, tendría que bajar de ella, y no hubiera planificado el viaje de regreso, como si estando en la cima no supiera como bajar, por lo que su única opción sería rodar y caer, y de esta forma arruinar lo estupendo de aquella experiencia. Y es que muchas veces así pensamos nosotros, que solamente vemos la vida como los momentos buenos, planificamos tanto el camino hacia el éxito, que nos olvidamos que en la vida, también hay momentos de calma en donde parece que nada pasa, aunque en realidad sean momentos de preparación, tan importante como el éxito mismo. 

        En mi caso me doy cuenta de que algunas metas siguen allí y no pasa nada con que se hayan retrasado un poco, finalmente sigo caminando, y estos momentos también forman parte del recorrido, por eso no me desespero, no me siento un fracaso, simplemente siento que me he tenido que ir adaptando a los distintos instantes de la vida, que estos momentos en donde parece que estoy en una meseta sin ascender, me sirven para analizar el recorrido, las estrategias, y ¿porqué no? también para descansar. Finalmente no tiene NADA de malo tomarte un respiro, evaluar las cosas, dedicarte un tiempo, disfrutar el momento, no todo tiene que ser una carrera desesperada rumo al éxito. Los escaladores, a veces necesitan un masaje para recuperarse, a veces necesitan un buen baño de agua caliente para relajarse, una buena comida para recuperar energía, y de esta forma retomar el ascenso en el momento correcto, así que por favor, hay que aprender a no sentirnos un fracaso cuando el éxito no haya llegado, solamente hay que aprender a distinguir porque estamos donde estamos, y si nuestro descanso ya ha durado el tiempo necesario, o si ya es momento de regresar a la acción y reconocer si no hemos retomado el camino porque estábamos planeando la estrategia, o porque teníamos miedo de no saber como llegar a la cima, porque si es así, en vez de tener miedo, hay que sacudirnos los temor y averiguar las estrategias, obtener los planos del recorrido, y prepararnos para el camino, después de todo los que están en la cima, también empezaron desde abajo. Nadie llega a la cima desde arriba, TODOS no importa quienes sean, tuvieron que haber despegado estando en la tierra.

       Así que  comienza tu recorrido, sin miedo a lo desconocido, que no habrá nada más maravilloso que determinar tu propio rumbo.


JESSICA WOOLRICH

lunes, 8 de febrero de 2016

NO HAY LÍMITES

         En la columna de una de las revistas en las que colaboro trato temas de interés binacional entre México y Estados Unidos, y durante la campaña por la contienda presidencial, hago un análisis detallado de todo lo concerniente a ella, y a los precandidatos, por lo que hace unos días estaba investigando sobre el perfil de Ben Carson, uno de los aspirantes republicanos a la candidatura por su partido, y al leer su biografía me quedé impactada, de verdad sentí que era un momento que definitivamente iba a marcar mi vida, ¿porqué? Simplemente porque su historia me ratificó lo que siempre he pensado: que no hay imposibles

          Si no han leído quien es este hombre y de donde viene les sugiero lo hagan, porque de verdad es un ejemplo de vida, y no tienen que ser republicanos ni nada de eso, para reconocer cuando alguien hace algo bien en la vida, hay que aprender a ser objetivos y decir, no estoy de acuerdo con sus ideas políticas, pero aplaudo sus logros en la vida, después de todo nadie podría imaginarse que uno de los hombres que hoy contienden por la silla presidencial del país más poderoso del mundo, es hijo de una mujer de que ni siquiera sabía leer, que se casó a los trece años y se divorció cuando su hijo tenía ocho, y que supo sacar adelante sus dos hijos contra todo pronóstico. Y es que si uno se imagina el escenario en donde una mujer de veintitantos años, de color, sin estudios, con dos hijos, con problemas emocionales y sin nadie que la apoyara, podríamos darnos cuenta de que el panorama no era para nada alentador, y sobre todo si le sumamos que Ben Carson era el peor estudiante de su escuela, lo "natural" sería pensar que no había mucho futuro para él.  Pero aquí viene lo interesante, lo que sacudió mi vida, y lo que me recordó que lo que tanto predico y hablo es una realidad: que uno puede llegar a ser la persona que sueña, puede obtener lo que desea, puede llegar a donde quiera.

       Lo que yo siempre digo y repito es   que  la actitud, la energía, los pensamientos, y el amor propio pueden hacer  MARAVILLAS con nuestra vida, sin embargo aún cuando siempre lo digo, muchas veces me cuesta poner en práctica esa creencia, porque me dejo llevar por los hábitos, por lo cotidiano, por la vida tal como la conocemos y permito que mi cabeza se concentre en los problemas, en vez de enfocarse en crear soluciones, pero bueno creo que ahora si me ha quedado muy en claro, que puedo llegar hasta donde me proponga, tal como lo hizo Carson, quien gracias a la determinación de su madre, y al hecho de que lo hizo creer en él, y que se atreviera a  explorar las miles de posibilidades existente y finalmente eligiera su destino, es que este niño pasó de ser el peor de su clase, para convertirse en el mejor neurocirujano pediátrico del mundo. Y repito: EL MEJOR, no uno del montón, sino un doctor que le cambió la vida a muchísima gente, que abrió brechas para que se crearan nuevos procedimientos médicos, y así salvar la vida de miles de personas.
 
        Es así que me doy cuenta y me pregunto, si ese niño pudo lograrlo aún cuando  podría haber acabado en ser un número más de las estadísticas negativas que erróneamente nos hacen creer que sólo algunos cuantos pueden lograr el éxito en la vida, ¿por qué yo no podría hacerlo?, y la respuesta es clara, si no lo logro es porque no lo creo, y porque decido poner límites en vez de posibilidades. Y como sueño tanto con llegar muy lejos, es que elijo deshacerme de mis miedos y luchar por mis sueños, porque todos nosotros podemos hacerlo.

  JESSICA WOOLRICH