En la columna de una de las revistas en las que colaboro trato temas de interés binacional entre México y Estados Unidos, y durante la campaña por la contienda presidencial, hago un análisis detallado de todo lo concerniente a ella, y a los precandidatos, por lo que hace unos días estaba investigando sobre el perfil de Ben Carson, uno de los aspirantes republicanos a la candidatura por su partido, y al leer su biografía me quedé impactada, de verdad sentí que era un momento que definitivamente iba a marcar mi vida, ¿porqué? Simplemente porque su historia me ratificó lo que siempre he pensado: que no hay imposibles.
Si no han leído quien es este hombre y de donde viene les sugiero lo hagan, porque de verdad es un ejemplo de vida, y no tienen que ser republicanos ni nada de eso, para reconocer cuando alguien hace algo bien en la vida, hay que aprender a ser objetivos y decir, no estoy de acuerdo con sus ideas políticas, pero aplaudo sus logros en la vida, después de todo nadie podría imaginarse que uno de los hombres que hoy contienden por la silla presidencial del país más poderoso del mundo, es hijo de una mujer de que ni siquiera sabía leer, que se casó a los trece años y se divorció cuando su hijo tenía ocho, y que supo sacar adelante sus dos hijos contra todo pronóstico. Y es que si uno se imagina el escenario en donde una mujer de veintitantos años, de color, sin estudios, con dos hijos, con problemas emocionales y sin nadie que la apoyara, podríamos darnos cuenta de que el panorama no era para nada alentador, y sobre todo si le sumamos que Ben Carson era el peor estudiante de su escuela, lo "natural" sería pensar que no había mucho futuro para él. Pero aquí viene lo interesante, lo que sacudió mi vida, y lo que me recordó que lo que tanto predico y hablo es una realidad: que uno puede llegar a ser la persona que sueña, puede obtener lo que desea, puede llegar a donde quiera.
Lo que yo siempre digo y repito es que la actitud, la energía, los pensamientos, y el amor propio pueden hacer MARAVILLAS con nuestra vida, sin embargo aún cuando siempre lo digo, muchas veces me cuesta poner en práctica esa creencia, porque me dejo llevar por los hábitos, por lo cotidiano, por la vida tal como la conocemos y permito que mi cabeza se concentre en los problemas, en vez de enfocarse en crear soluciones, pero bueno creo que ahora si me ha quedado muy en claro, que puedo llegar hasta donde me proponga, tal como lo hizo Carson, quien gracias a la determinación de su madre, y al hecho de que lo hizo creer en él, y que se atreviera a explorar las miles de posibilidades existente y finalmente eligiera su destino, es que este niño pasó de ser el peor de su clase, para convertirse en el mejor neurocirujano pediátrico del mundo. Y repito: EL MEJOR, no uno del montón, sino un doctor que le cambió la vida a muchísima gente, que abrió brechas para que se crearan nuevos procedimientos médicos, y así salvar la vida de miles de personas.
Es así que me doy cuenta y me pregunto, si ese niño pudo lograrlo aún cuando podría haber acabado en ser un número más de las estadísticas negativas que erróneamente nos hacen creer que sólo algunos cuantos pueden lograr el éxito en la vida, ¿por qué yo no podría hacerlo?, y la respuesta es clara, si no lo logro es porque no lo creo, y porque decido poner límites en vez de posibilidades. Y como sueño tanto con llegar muy lejos, es que elijo deshacerme de mis miedos y luchar por mis sueños, porque todos nosotros podemos hacerlo.
JESSICA WOOLRICH