Algunos de nosotros en determinado momento de
nuestras vidas nos damos cuenta que en un punto del camino nos olvidamos de
nuestros sueños y proyectos, y comenzamos a vivir sueños ajenos, ya sea el de nuestros
padres, pareja o hijos, pero sustituimos lo que siempre habíamos querido
lograr, por los proyectos de alguien más. Sin darnos cuenta de las consecuencias
que esto puede traer a nuestras vidas. Esto es muy común con los jóvenes
que deciden estudiar la carrera que sus padres han elegido para ellos, sólo por
continuar con la tradición familiar, o por cualquier otra razón más, sin nunca
preguntarse si esa carrera realmente era la que ellos anhelaban, la carrera con
la que se sentían más cómodos, la profesión que querrían ejercer por el resto
de sus vidas. El problema de esto es que muchas veces con el paso del tiempo
llega la frustración, el enojo, los reproches, simplemente porque uno no supo
decidir por sí mismo cual iba a ser el rumbo de su vida. Se ve también con las
esposas que antes de casarse tenían un sueño y un proyecto y de pronto dejan
todo atrás por seguir el rumbo elegido por el hombre, y se dedican a ser madre
y esposa, sin acordarse de que es lo que anhelaban tiempo atrás, y bueno como
estos hay muchos otros ejemplos más, de cómo nos olvidamos de nosotros mismos y
le damos mayor importancia a la opinión o a las decisiones de alguien más. Y es
que no es que sea malo que uno cambie de ideas, de planes y de proyectos, pero
al hacerlo, hay que cuestionarse los motivos, para que estos sean porque uno
elige mejores cosas que sustituyan a las anteriores, más no por rendirse y
pensar que los sueños ajenos tienen mayor importancia que los propios, porque
esto NO ES VERDAD. Nuestros sueños, como los de cualquier persona más, son
sumamente valiosos, son los que le dan sentido a nuestra vida, son con lo que
vamos a vivir cada día, nuestra profesión, nuestros proyectos, nuestros
inventos o ideas, son algo personal que no tienen porqué ser elegidos por
alguien más. Y es que todos debemos de aprender a respetar la libertad de los
otros para elegir sus caminos, lo que a nosotros nos hace feliz puede hacer
infeliz a alguien más, por lo que imponer nuestra voluntad lo único que logrará
es que el otro viva una vida insatisfactoria, y mediocre.
Cada uno de nosotros nace con dones y talentos,
con capacidades únicas, y deseos personales, conforme vamos creciendo nos
sentimos atraídos por cierto tipo de cosas, algunas parecidas a los gustos de
nuestros padres, pero muchas otras muy distintas a las de ellos, pero esto no
es malo, porque nuestra personalidad es única, nuestra mente es única, nuestro
camino es único, por lo que está en nosotros decidir qué
es lo que nos haría felices.
Hace unos meses me di cuenta que había dejado en
el camino mi sueño de convertirme en escritora, primero, lo había hecho a un
lado por miedo, después por olvido, y al final me di cuenta que me había
acoplado a la vida de los demás de tal manera que yo estaba esperando que se
realizaran los proyectos de otras personas antes que el mío, en mi caso nadie
me había pedido que dejara mi sueño, sin embargo yo había pasado de ser
Jessica, la que sueña con publicar sus historias, a Jessica la esposa, la
madre, la hija, más nunca la escritora. Hasta que un día la vida me recordó que
yo tenía un sueño, y que valía la pena luchar por él, y que al hacerlo, no es
que le diera la espalda a mi familia, sino que me estaba dando más valor como
persona, lo que sería favorable para todos, así que solamente tendría que
encontrar el balance para continuar siendo madre y esposa, pero finalmente ser
la escritora que había soñado toda mi vida. Y el resultado ha sido maravilloso,
y no me refiero a como ha sido recibido mi libro, sino al resultado interno, a
lo que me ha provocado retomar lo que más anhelaba en la vida, me despierto
feliz con mi vida, y me siento más capaz de enfrentarme a ella de la mejor
manera, me siento con las armas suficientes para salir adelante, y esto lo han
recibido muy bien quienes me rodean, simplemente porque están viendo la mejor
versión de mi misma que puedo llegar a ser, se alegran de mi decisión porque lo
que estoy dando de mi es lo mejor que tengo para dar, y ellos están recibiendo
esto.
Así que la próxima vez que vayas a dejar tu camino por caminar un
proyecto ajeno, recuerda que tus pasos deben de ser caminados por ti y por
nadie más, que al final sólo tú vas a lidiar con las emociones que te provoque
abandonar o perseguir tus sueños, así que si necesitas busca un balance, pero
nunca claudiques en tus sueños.
JESSICA WOOLRICH