martes, 26 de enero de 2016

RUTA CORRECTA

         Miles de veces a lo largo de nuestras vidas, vamos a toparnos con personas que tienen distintas opiniones a las que nosotros tenemos,su modo de vida es diferente, sus ideas, sus metas, y bueno para no seguir todo en ellos se opone a lo que nosotros somos y pensamos, sin embargo esto no quiere decir que ellos estén mal y nosotros bien, porque seamos realistas, ninguno de nosotros tiene el manual en donde se descubren todos los secretos de cual es la ruta correcta para ser exitoso y feliz, por lo que cada uno de nosotros debemos de ir descubriendo día con día que es lo que funciona PARA NOSOTROS,  y nada más. Formaremos nuestros criterios de acuerdo a las experiencias que vayamos teniendo en nuestra vida, de las que aprenderemos o no, nuestra madurez será distinta con el paso del tiempo lo que provocará que nuestras prioridades evolucionen, y bueno en general lo que vayamos encontrando en el camino, ya sea situaciones, cosas y sobre todo personas, es lo que ira marcando nuestra vida, y como cada vida es completamente diferente, es por eso que obviamente todos los seres humanos somos tan distintos. Así que debemos de aprender a no juzgar a las demás personas, y permitirles ser quienes ellos luchan por ser, y cuando nos topemos con algo que nos molesta, pues nada a darnos la vuelta y seguir nuestro camino, que para eso es que la tierra es tan grande para que podamos andar por la vida en rumbos distintos los unos de los otros. Claro cuando alguien te afecta directamente no tienes que decir; está bien lastímame que al final yo seguiré mi camino, porque no es así, puedes muy bien poner los límites a tu alrededor, sin tener que ir peleándote con medio mundo,porque hay gente que confunde poner límites con traer la espada desenvainada, así que bueno ya habiendo aclarado esto podemos entender que permitir que los demás vivan su vida a su manera, no quiere decir que tengamos que ponernos de tapete para nadie, sólo quiere decir que ellos, como nosotros tienen la capacidad de elegir.

         Si todos aprendiéramos a respetar a los demás el mundo sería un lugar mucho mejor, si dejáramos de asustarnos porque una mujer le da pecho a su hijo en un centro comercial, si simplemente le cambiáramos de canal cuando apareciera un programa que no nos gusta, o cambiar de estación cuando se escucha un tipo de música que nos molesta, en vez de ir encarando, criticando y enfrentando a quienes gustan de lo que nos disgusta, de verdad estoy segura, es más, lo firmo ante notario, que más de la mitad de los problemas desaparecerían de esta tierra. Y se preguntarán tal vez a que viene todo esto, y es que hace unos días vi un video en donde una mamá decide darle pecho a su bebe en la calle y me impactó como la gente puede ser tan agresiva para llegar a insultar a una mujer por algo tan simple como darle de comer a un bebé, y es que habrá quienes estén a favor o en contra, habrá mamás que se sientan cómodas haciéndolo y habrá otras que no, pero la realidad es que no es nada tan grave como para que no puedas seguir tu camino y simplemente no voltear a ver, punto así de sencillo. Yo me acuerdo que cuando niña que íbamos al parque había muchas mujeres indígenas que estaban dando de comer a sus hijos, y pues si recuerdo que me causó curiosidad y le pregunté a mi mamá y pues nada su respuesta fue tan simple que seguí mi vida como si nada, ni se me salieron los ojos, ni me quedé ciega ni quedé marcada, ni me volví loca, ni nada de eso, porque la realidad es que son una de las millones de cosas con las que nos podemos topar todos los días sin que nos pase nada grave. Grave sería que alguien sacara una pistola y se pusiera a amenazar a los demás y que yo dijera sigue tu vida y deja que el viva la de él, eso si sería grave, eso si sería algo como para que el mundo tuviera que intervenir, y no el hecho de que una mamá está buscando saciar el hambre de su hijo, así que por favor aprendamos que cuando algo no nos gusta, no tenemos que ir como "salvadores" de la humanidad a encarar a la gente y a ser los predicadores de lo correcto, porque les juro que ni ustedes ni yo sabemos a ciencia cierta cual es el camino que nos llevará a la Utopía.

        Así que bueno habiendo defendido mi punto de vista, dejaré que cada quien tenga el suyo, y los respetaré, pero eso si, cuando vea que alguien ataca a una mujer por dar pecho o a cualquier otro ser humano que esté buscando su felicidad, no aplaudiré la agresión, sino que me acercaré al atacado y les haré saber que no están solos en la vida, porque al menos yo, me siento feliz en este mundo diverso.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 18 de enero de 2016

INOCENCIA ARRANCADA

        Ayer vi una película que me impresionó, sobre todo porque se basa en hechos reales, bueno también porque este tipo de situaciones pasa todo los días en distintas partes del mundo. La película se llama Ciudad de Dios y cuenta la historia de uno de los barrios más marginados de Brasil y  de como se vive la violencia allí. De pronto suena como algo normal, algo que pasa todos los días y que ya no debiera de sorprendernos, sin embargo, lo que a mi me impactó es que muestran como un grupo de niños en vez de vivir su infancia, y perseguir un balón, crecen con tanta violencia a su alrededor, que para ellos es normal correr con pistola en mano tras su presa.

        Quizás ahora que soy mamá, me he vuelto mucho más susceptible a este tipo de temas, me duele en el alma ver como hay niños que tienen que enfrentarse a una vida cruel, sin risas, sin juegos, sin cariño, que deben despojarse muy pronto de su inocencia y convertirse en hombres,  los cuales la mayoría de veces se pierden en un camino de crueldad, muerte, desesperanza y destrucción. En la película los niños portaban armas de alto calibre, como si fueran pistolas de agua y estuvieran jugando a policías y ladrones, y es que para ellos parece no haber diferencia entre la vida y la muerte. Porque no tienen grandes sueños, ni cariño al que aferrarse, crecen perdidos y su vida es más una lucha de supervivencia que una experiencia con proyectos, sueños y anhelos. 


        Pero esto claro está no es exclusivo de un Barrio marginal de Brasil, sino que desafortunadamente a nuestro alrededor todos los días miles de niños dejan su niñez de lado para enfrentarse a un mundo cruel, niños soldados en Siria, en África y en muchos lugares más, son usados como carne de cañón, niñas en Tailandia, México y otros países son despojadas de su inocencia por hombres enfermos  que las ven como un objeto de deseo, niños que atraviesan países enteros solos para buscar el sueño americano, y que todavía mantienen la esperanza de alcanzar alguno de sus muy maltratados sueños, y bueno la lista sigue, los niños que piden dinero en las esquinas, los que son golpeados, los que son secuestrados etc. etc., el caso es que nosotros como adultos no debemos de quedarnos viendo la realidad como simples espectadores, debemos de procurar un mundo mejor para los niños, y aunque es difícil saber que podemos hacer nosotros para impactar en la vida de esos niños, la realidad es que siendo mejores personas hacemos un gran cambio en la humanidad. Y quien no crea esto, es porque no conoce a Malala Yousafzai, a Gandhi a Martin Luther King, a Wayne Dyer, Nick Vujicic,y miles más, pero sobre todo no ha escuchado la historia de niños como Ryan Hreljac, quien con los escasos recursos que se piensa puede tener un niño de tan sólo seis años, le quitó la sed a medio millón de personas en África. Si tal cual, medio millón de personas tienen agua, gracias a la determinación de un niño de seis años, Así que  ahora habría que preguntarnos de nuevo ¿qué podemos hacer para mejorar el mundo?, podemos ver que las posibilidades son infinitas, es sólo que necesitamos buscarlas y quitar los límites de nuestra mente, pero también dejar de esperar que sean los gobiernos los que solucionen todos los problemas del mundo y comenzar a construir con nuestras manos un mundo mejor. Porque no hay una respuesta exacta que diga, tú, tienes que hacer esto a favor de la humanidad, mientras que tú, tienes que hacer esto otro, porque cada uno de nosotros debe de buscar su propio camino, un camino en donde puedan compaginar nuestros sueños, mientras favorecemos los sueños de los demás


        Al menos yo siento que debo de hacerlo.


Jessica Woolrich

lunes, 11 de enero de 2016

LA VIDA PERFECTA

      Estoy en un punto en mi vida en el que poco a poco voy construyendo mis sueños, no es fácil, porque a veces quisiera comerme el mundo de un solo bocado, y el hecho de ir a paso lento, no me es muy sencillo, sin embargo, con el paso de los años he tenido que adaptarme a la velocidad de la vida, y es que yo tiendo a ser excesivamente soñadora, tanto que a veces me cuesta aterrizar mis sueños, porque prefiero seguir soñando, así que de pronto llegué a un punto de mi vida en el que me di cuenta de que por estar soñando y planificando simplemente no estaba actuando, por lo que decidí arrancar, y aceptar las cosas conforme fueran llegando y de esta manera actuar de acuerdo a lo que se necesitara en cada momento. 

        A muchos de nosotros nos pasa que vamos por la vida peleando con lo que es, y soñando en como quisiéramos que fueran las cosas, y no es que nos peleamos como tal de forma agresiva, con gritos, reproches y demás, sino que simplemente no aceptamos las cosas tal como son, y muchas veces las evadimos. En mi caso, yo tenía muchos años soñando con vivir en otro lugar, por lo que repelaba constantemente de mi país, y no valoraba las pequeñas y grandes cosas que tiene, soñaba con el lugar ideal y en ese lugar es donde se posaba mi mente. Sin embargo cuando la vida me llevó a ese país soñado, estaba tan acostumbrada a rechazar el lugar donde vivía, por seguir soñando con otro sitio, que nunca valoré que la vida ya me había llevado hasta mis sueños, así que no disfruté nunca ese momento. Y de pronto ahora me vuelvo a ver en el punto de partida y me doy cuenta que tenía que valorar todo lo que tenía para finalmente ser feliz, claro, mi país no es perfecto y tiene defectos, pero también tiene cosas muy positivas que sólo se pueden ver cuando estamos dispuestos a valorar las cosas tal como son, es por eso que hoy valoro lo que tengo, y claro sigo teniendo proyectos y sueños, pero ahora no dejo que mis sueños me hagan perder el piso, ahora gracias a varios golpes de la vida, he aprendido que uno tiene que apreciar todo lo que tiene en la vida. Si nuestra casa no es perfecta y tiene grietas, aún así tenemos casa, si nuestro cuerpo no es la talla que queremos no debe de ser más importante que el saber que tenemos salud, si nuestra familia no es la familia perfecta de telenovela, podemos adaptarnos y ser parte de ella, apreciarla y ser feliz, así con lo que viene, con lo que tenemos, con lo que somos, incluso con lo que no somos.

        Muchas veces, no nos damos cuenta que la vida no tiene que ser la imagen perfecta formada a partir del recorte de varias revistas, sino que la vida perfecta es aquella en donde día con día decidimos vivir lo mejor que podemos con lo que tenemos, luchando por lo que soñamos, sin despreciar lo que nos ha llegado, debemos de evitar que nuestro presente se pelee con nuestro futuro y que nuestros sueños hagan las pases con nuestros logros, de esta manera habremos construido la mejor vida posible. Hay que valorar en donde estamos plantados hoy en día, y a partir de ese lugar es desde donde podremos andar un buen camino hacia el sueño que tanto hemos anhelado.

        Sólo viviendo en plenitud con lo que tenemos, podremos valorar lo que queremos.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 4 de enero de 2016

INICIOS

        Con el inicio del año nos vienen a la mente nuevas oportunidades, posibilidades, retos y cambios, frente a nosotros tenemos un nuevo camino, que si bien no se separa del anterior y se mantiene unido al que se inició en el año que se fue, si es una nueva ruta donde podremos recorrer nuevos parajes, donde podremos demostrarnos a nosotros mismos que hemos aprendido de nuestro pasado, de nuestros triunfos, pero sobre todo de nuestros fracasos. Porque si hacemos un recuento de qué es lo que nos deja el 2015, muchos de nosotros quizás nos topemos con momentos desafortunados en los que a causa de una mala elección escogimos una ruta equivocada, y al final nos topamos con algo que hubiéramos preferido evitar. Sin embargo hoy no tiene caso que volteemos a ver esos tiempos con reproches, sino con la intención de aprender, de mejorar y de retomar un camino distinto, por eso, hay que sacudirnos del pasado, dejar de ver los fracasos como momentos que daríamos todo por haber evitado, y en vez de esto, analizar en qué nos equivocamos, para que en este nuevo año podamos tomar nuevas y mejores decisiones.


        Quienes me conocen saben que soy una persona que ha cometido muchas, pero muchas equivocaciones en la vida, me he caído más de una vez, me perdí más de cien, y sufrí más de mil veces, pero al final, algo me impulsó a seguir adelante, y al hacerlo fui descubriendo una fuerza interna que me ha hecho seguir buscando el camino correcto, y quizás mañana vuelva a caer, porque no tengo la certeza absoluta de cuáles son los pasos correctos. pero lo que si sé, y no tengo duda de ello, es que aún cuando caiga, puedo levantarme, y seguir adelante, pagando las consecuencias de mis errores, pero también sabiendo que si prosigo en el camino, en el futuro también tendré aciertos, así que esta, es la motivación que al menos a  mí me sirve para mantenerme andando, para ver hacia adelante con esperanza y alegría, esto es lo que me hace recibir este año con los brazos abiertos, pero también lo que me hace voltear hacía atrás, sin dejar que el arrepentimiento y los reproches  lastimen mi autoestima, porque finalmente soy un ser humano que se equivoca igual que todos, que ha caído igual que muchos, y quizás en eso radica mi perfección, en el hecho de aceptar mi imperfección.

        Así que bueno, me sacudo el polvo, sonrío por lo que viene, y me emociono por lo que es, me emociono por poder plasmar mis ideas, por poder compartirlas por recordar que a través de mis letras es que por fin estoy cumpliendo el sueño de toda mi vida, así que ha seguir soñando, que esto apenas empieza. 

JESSICA WOOLRICH