lunes, 25 de abril de 2016

SIN LÍMITES

Nacer sin brazos y sin piernas podría ser un impedimento para la mayoría de las personas para llegar lejos en la vida, su incapacidad para lograr sus sueños residiría no en la carencia de sus partes, sino en la creación de barreras mentales, que son el enemigo más grande de los sueños del hombre. Sin embargo hay un hombre que todos los días recorre de punta a punta las calles de la Ciudad de México, manejando un automóvil, sin brazos, ni piernas, pero con tanta determinación e intención, que su "carencia" no es un impedimento sino solo un de las muchas características que posee, característica que por cierto no lo define, sino que lo empodera para demostrar su tenacidad y la capacidad que tiene para lograr lo que normalmente pensamos  que es imposible. Manejando un Uber, esta hombre desafía nuestra mente, que tiende a encerrar nuestras capacidades en una pequeñísima burbuja, dejando afuera las millones de posibilidades que tenemos, si tan sólo entendiéramos que los límites solamente existen en nuestras mentes.

       A través de un amigo que tuvo la fortuna de ser una pasajero de este joven, es que conocí su historia, y al ver su enorme y contagiosa sonrisa, me di cuenta de que ese hombre ha descubierto el secreto de la vida, ese "secreto" que no es que sea algo desconocido para los seres humanos, sino simplemente es algo que olvidamos, y es el hecho de que podemos lograr TODO lo que nos propongamos en la vida, mientras dejemos nuestros miedos de lado, y deshechemos de nuestro vocabulario la frase de NO PUEDO. En mi caso en particular es una frase que se había convertido en una respuesta automática para casi cualquier cosa en la vida, me era más fácil decir que no podía algo que intentarlo, y lo hacía porque tenía miedo de intentarlo, pero como todo en esta vida es una balanza, me case con un hombre que no acepta un no puedo por respuesta, y he ido descubriendo que puedo más de lo que creo, que entre dos podemos subir cargando una lavadora hasta el tercer piso, por una escalera de caracol y un espacio súper reducido, primero dije no puedo, como siempre, como lo había hecho durante 35 años de vida, pero al no tener otra opción, me di cuenta no solo de que si podía, sino que fue maravilloso para mi, ver mi lavadora instalada, no porque ya no tuviera las montañas y montañas de ropa por lavar, sino porque me daba gusto sentir que si se puede, que los retos valen la pena, que ese día fue sólo una lavadora, pero mañana podré escalar montañas, montar caballos, escribir un best seller, simplemente creyendo y creando.

       Claro, uno podría pensar que evidentemente no es lo mismo conducir un auto sin piernas ni brazos, que subir entre dos una lavadora, y por supuesto que entiendo que no es lo mismo, y no lo comparo, pero lo que si es lo mismo, es el hecho de que si nos decidimos a hacer algo que creíamos que no íbamos a poder, entonces lograremos hacerlo, simplemente porque nuestro único impedimento era el miedo.
       Por eso el día de mañana que sientas que no puedes lograr algo, recuerda a Rafael, el chofer de UBER que conquistó su mente y de esta manera alcanzó uno de los muchos objetivos que seguramente se pondrá todos los días en su vida, después de todo ya demostró que no hay fronteras, ni miedos tan grandes que no puedan ser superados por una férrea determinación y las ganas de lograr lo que algunos piensan que es imposible.
JESSICA WOOLRICH

lunes, 18 de abril de 2016

LA CUENTA QUE PAGAR

        La mayoría de nosotros estamos constantemente estamos pidiendo las mejores y más grandes cosas de la vida, de los demás y hasta a nosotros mismos. Pedimos y pedimos como si tuviéramos en nuestras manos el menú del mejor restaurante, sin pensar que de alguna manera, en algún instante, tendremos que pagar la cuenta. Y es que pedirle a la vida me parece maravilloso, es más es necesario, sin embargo debemos de tomar en cuenta de que también tenemos que dar, que no sólo se trata de arrancar los frutos de un árbol y no preocuparnos por regarlo y cuidarlo, todo es parte del proceso de cosechar y de obtener. Claro que no me refiero a ir con billete en mano pagando esto y aquello, me refiero a que tenemos que dar lo mejor de nosotros al mundo, a los demás, y a nosotros mismos, dar lo que tengamos a mano, lo que podamos hacer, lo que nos guste, lo que aporte, lo que nos haga crecer, lo que ayude, el chiste es dar, porque no todo es dinero. Por ejemplo cuantas personas no hay que día con día le suplican y le imploran a la vida por una buena salud, centran toda su atención en las peticiones y al mismo tiempo se olvidan de hacer ejercicio, de comer sano, de cuidar sus emociones, de cuidarse en si, ese es el pago al que me refiero. A que si  por ejemplo queremos que alguien nos haga un favor pero se lo exigimos en vez de pedírselo de forma amable, e incluso poniéndonos a su disposición por si hay algo que pudiéramos hacer por ellos a cambio, aunque no tiene que ser yo te doy si me das algo a cambio, pero si decirle a la vida ¿qué puedo hacer para agradecerte? Pero bueno no solamente se trata de darle algo material a otras personas, sino al hecho de que normalmente exigimos de los demás que sean impecables en su trato con nosotros, que no tengan errores, que actúen de acuerdo a como queremos las cosas, que piensen igual que nosotros, etc, básicamente queremos todo de nuestro lado, y una manera de dar también es otorgar un balance a las cosas, ceder a veces en algo, encontrar puntos medios. Tenemos que entender que la vida es un balance en donde a veces lo que me toca recibir no es lo que yo esperaba, y a cambio yo tengo que dar tolerancia, paciencia y esfuerzo, para seguir luchando por lo que queremos, pero sin enfrentarnos al mundo, sino dando tolerancia y calma. 

       Y es que en el agradecimiento están encerradas las mejores cosas de la vida, esa es la clave que abre la puerta de todo lo que podamos soñar y desear, en ser agradecidos, en valorar no sólo lo que queremos, sino también lo que tenemos, en valorar nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras emociones, nuestro entorno, nuestra vida en general. El dar las gracias por lo que tenemos aunque no siempre sea lo que queremos, es una forma de mandar un mensaje a la vida, al destino o como le quieran llamar, de decir, ok tal vez mi situación no sea la idónea, pero estoy viva y de alguna manera aprenderé de esto y si me enfoco podré salir adelante de esto. 
       Así que a partir de ahora, porque no ves la vida, como lo que dije un magnífico restaurante con los mejores platillos preparados sólo para ti, pero en el que tu también tendrás que pagar esa deliciosa comida, que estás por disfrutar. Y aplica esto también para ti mismo, para darte a ti lo mejor, para procurarte, cuidarte, buscar crecer, madurar, avanzar, pide buenas cosas para ti al tiempo que no te olvidas de que al final habrá una cuenta por pagar.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 11 de abril de 2016

SIN MIEDO A UN ABRAZO

        Hace unos quince años más o menos, estaba con mi familia de vacaciones, cuando íbamos caminando por la playa de Venice Beach, rodeados de toda clase de personas, cuando ahí en medio de la calle vi a un hombre que hasta hoy no he podido olvidar, en sus manos tenía un letrero que anunciaba abrazos gratis, recuerdo que me quedé muy confundida porque no comprendía que pretendía ese hombre, vi su enorme sonrisa y por un momento pensé en acercarme a él, y darle un abrazo, pero pudo más mi miedo y me seguí de largo. Y hoy después de tantos años sigo arrepentida al no haberme dado la oportunidad de recibir una muestra de cariño desinteresado y tan singular, hoy me doy cuenta de cuantas veces en la vida me he privado de cosas positivas a causa del miedo, esa ocasión me quedó muy grabada, pero como ese hay muchos otros momentos en la vida en el que tomamos decisiones basadas en el miedo y de esta manera nos alejamos del camino de la felicidad, cuando nos quedamos con la persona equivocada por miedo a estar solos, cuando aceptamos un trabajo que no nos llena por miedo a la falta de dinero, cuando elegimos la carrera equivocada porque creemos que la que sentimos es nuestra verdadera vocación no será muy bien remunerada, cuando pedimos perdón sin saber el porque lo hacemos solamente para complacer a alguien, cuando decimos si y en verdad queremos decir no, y así la lista sigue y sigue, y es que la mayoría de nosotros hemos aprendido a convivir con nuestros miedos y demonios y en vez de enfrentarlos, simplemente los hemos ido disfrazando, y le ponemos etiquetas de "porque somos precavidos", "cuidadosos" "educados" "agradables" entre otros adjetivos más, pero eso si nunca podremos ponernos un letrero grande que diga "TENGO MIEDO" porque si lo hacemos entonces ya no podremos esconder esos miedos y tendremos que enfrentarnos a ellos, y entonces seguramente nuestra vida sería maravillosa, dejaríamos atrás las frustraciones, los rencores, los arrepentimientos y viviríamos con plenitud de decisión, pero quizás a eso sea a lo que le tememos.

         Es que pienso que tal vez a lo que más le tememos en la vida es a crecer, a madurar, a subir de peldaños, porque vemos la montaña frente a nosotros y a+u cuando sabemos o nos imaginamos del gozo que viviremos en la cima, aún así ponemos las cosas en una balanza, y preferimos no subir los peldaños, no escalar, y quedarnos en el confort del abismo y de la obscuridad, aunque en mi caso he decidido que quiero pararme en la cima, quiero levantar los brazos y celebrar mi victoria, quiero ver las nubes, las estrellas, quiero alcanzar mis sueños, quiero no volver a arrepentirme cuando alguien quiera darme alguna cosa positiva en la vida, por eso si el día de mañana veo a alguien con un gran letrero ofreciendo un abrazo, correré a recibirlo, porque estoy preparada para recibir las mejores cosas de la vida, y si mañana me ves en la calle, puedes pedirme un abrazo que estaré feliz de dártelo.


        Y al dártelo a ti, estaré recibiendo grandes cosas para mi.

                                                                   JESSICA WOOLRICH

lunes, 4 de abril de 2016

EL ERROR CORRECTO

Resultado de imagen para camino correcto         En la ciudad donde vivo hace unos días se dio a conocer una noticia sobre unos chicos que violaron a una muchacha, y no entraré en polémica ni en debate de si son o no culpables, porque eso no me corresponde a mi, ni este post se trata de eso, sino que me quedé pensando en como muchas veces en la vida preferimos ignorar los errores, como si de esta manera pudiéramos hacerlos desaparecer, en vez de enfrentarnos a ellos y encarar las consecuencias. Pensé por ejemplo cuantas veces los padres están dispuestos a defendernos aún de nosotros mismos, y como esto muchas veces resulta contraproducente, simplemente porque ellos en su afán de evitarnos un sufrimiento, lo que hacen es que evitan que nos hagamos responsables, débiles e inmaduros. Irresponsables, porque todo en esta vida tiene consecuencias, ya sean buenas o malas, dependiendo de nuestras acciones, y el hecho de no enfrentar las consecuencias inmediatas de nuestros errores, no quiere decir que más adelante en la vida vayamos a salir libres de esto, porque hasta la lección que hubiéramos tenido que aprender, serán importantes para oro momento. Débiles, porque nuestros padres no pueden estar a nuestro lado toda la vida, defendiéndonos como si fueran caballeros medievales y nosotros fuéramos la damisela en apuros. Inmaduros, porque caer y levantarse es parte del proceso de la vida, nadie puede evitarnos esto, porque de las caídas aprendemos a ser más decididos, a cuidar más nuestros pasos, a salir adelante.

         Le pregunté a mi madre que haría si alguien me matara y su respuesta fue rápida, buscaría que cayera sobre el asesino todo el peso de la ley, y después le pregunté que haría si yo matara a alguien, se quedó en silencio sin saber que responder, y le digo. En la vida normalmente queremos que esta sea justa con las personas ajenas a nosotros, queremos que si hacen mal, el karma regrese a ellos de forma rápida y severa, pero cuando se trata de nosotros esperamos que la justicia no sea tan severa, que la vida nos trate con suavidad, que podamos salirnos con la nuestra y no enfrentarnos a nuestras malas decisiones, y no nos damos cuenta que para que la vida sea realmente justa, no puede funcionar de esta manera, para que las cosas funcionen como deben de ser TODOS debemos de hacer frente a nuestros errores, no buscar escaparnos de ellos, si nos equivocamos no buscar justificaciones ni excusas, no debemos pretender fingir que nada pasa, porque SI pasa, pasa que somos humanos, pasa que nos siempre actuamos bien, pasa que cuando tomamos malas decisiones debemos de levantarnos y asumir nuestra responsabilidad, y lo más importante debemos a aprender de esos errores, esta es la única forma que tendremos de no volver a cometer el mismo error. 

         Así que si en este momento tuviera que responder la misma pregunta que le hice a mi madre debería de hacerlo de esta manera. Entiendo que mi hijo no estará excluido de cometer errores, entiendo que yo tampoco, entiendo que cuando mi hijo haga algo indebido debo de hacerle ver que no está bien, debo de hacerlo que enfrente la consecuencia debida, debo de darme cuenta de que si no hago esto, entonces yo también me estaré equivocando, y al hacerlo básicamente le estaré diciendo a mi hijo está bien que hagas este tipo de cosas, no te preocupes por ellas, y de esa forma estaré desviando a mi hijo del camino correcto de la vida, y a su vez me estaré desviando yo también, y definitivamente no quiere saber a donde llega el camino incorrecto, por eso hoy elijo ser consciente de mis acciones, elijo permitir que la vida sea justa conmigo, elijo ser responsable, y si me equivocó espero aprender de mi error, para mantenerme en el camino que hoy he elegido para mi, y el que me gustaría que aprendiera mi hijo. De esta manera sabré que no me estaré equivocando, quizás no actué siempre bien, quizás cometa algunos errores, pero al final lo importante será que buscaré siempre ser dueña de mi vida y responsable de mis pasos.

                                                                                                                JESSICA WOOLRICH