En la ciudad donde vivo hace unos días se dio a conocer una noticia sobre unos chicos que violaron a una muchacha, y no entraré en polémica ni en debate de si son o no culpables, porque eso no me corresponde a mi, ni este post se trata de eso, sino que me quedé pensando en como muchas veces en la vida preferimos ignorar los errores, como si de esta manera pudiéramos hacerlos desaparecer, en vez de enfrentarnos a ellos y encarar las consecuencias. Pensé por ejemplo cuantas veces los padres están dispuestos a defendernos aún de nosotros mismos, y como esto muchas veces resulta contraproducente, simplemente porque ellos en su afán de evitarnos un sufrimiento, lo que hacen es que evitan que nos hagamos responsables, débiles e inmaduros. Irresponsables, porque todo en esta vida tiene consecuencias, ya sean buenas o malas, dependiendo de nuestras acciones, y el hecho de no enfrentar las consecuencias inmediatas de nuestros errores, no quiere decir que más adelante en la vida vayamos a salir libres de esto, porque hasta la lección que hubiéramos tenido que aprender, serán importantes para oro momento. Débiles, porque nuestros padres no pueden estar a nuestro lado toda la vida, defendiéndonos como si fueran caballeros medievales y nosotros fuéramos la damisela en apuros. Inmaduros, porque caer y levantarse es parte del proceso de la vida, nadie puede evitarnos esto, porque de las caídas aprendemos a ser más decididos, a cuidar más nuestros pasos, a salir adelante.
Le pregunté a mi madre que haría si alguien me matara y su respuesta fue rápida, buscaría que cayera sobre el asesino todo el peso de la ley, y después le pregunté que haría si yo matara a alguien, se quedó en silencio sin saber que responder, y le digo. En la vida normalmente queremos que esta sea justa con las personas ajenas a nosotros, queremos que si hacen mal, el karma regrese a ellos de forma rápida y severa, pero cuando se trata de nosotros esperamos que la justicia no sea tan severa, que la vida nos trate con suavidad, que podamos salirnos con la nuestra y no enfrentarnos a nuestras malas decisiones, y no nos damos cuenta que para que la vida sea realmente justa, no puede funcionar de esta manera, para que las cosas funcionen como deben de ser TODOS debemos de hacer frente a nuestros errores, no buscar escaparnos de ellos, si nos equivocamos no buscar justificaciones ni excusas, no debemos pretender fingir que nada pasa, porque SI pasa, pasa que somos humanos, pasa que nos siempre actuamos bien, pasa que cuando tomamos malas decisiones debemos de levantarnos y asumir nuestra responsabilidad, y lo más importante debemos a aprender de esos errores, esta es la única forma que tendremos de no volver a cometer el mismo error.
Así que si en este momento tuviera que responder la misma pregunta que le hice a mi madre debería de hacerlo de esta manera. Entiendo que mi hijo no estará excluido de cometer errores, entiendo que yo tampoco, entiendo que cuando mi hijo haga algo indebido debo de hacerle ver que no está bien, debo de hacerlo que enfrente la consecuencia debida, debo de darme cuenta de que si no hago esto, entonces yo también me estaré equivocando, y al hacerlo básicamente le estaré diciendo a mi hijo está bien que hagas este tipo de cosas, no te preocupes por ellas, y de esa forma estaré desviando a mi hijo del camino correcto de la vida, y a su vez me estaré desviando yo también, y definitivamente no quiere saber a donde llega el camino incorrecto, por eso hoy elijo ser consciente de mis acciones, elijo permitir que la vida sea justa conmigo, elijo ser responsable, y si me equivocó espero aprender de mi error, para mantenerme en el camino que hoy he elegido para mi, y el que me gustaría que aprendiera mi hijo. De esta manera sabré que no me estaré equivocando, quizás no actué siempre bien, quizás cometa algunos errores, pero al final lo importante será que buscaré siempre ser dueña de mi vida y responsable de mis pasos.
JESSICA WOOLRICH