La mayoría de nosotros estamos constantemente estamos pidiendo las mejores y más grandes cosas de la vida, de los demás y hasta a nosotros mismos. Pedimos y pedimos como si tuviéramos en nuestras manos el menú del mejor restaurante, sin pensar que de alguna manera, en algún instante, tendremos que pagar la cuenta. Y es que pedirle a la vida me parece maravilloso, es más es necesario, sin embargo debemos de tomar en cuenta de que también tenemos que dar, que no sólo se trata de arrancar los frutos de un árbol y no preocuparnos por regarlo y cuidarlo, todo es parte del proceso de cosechar y de obtener. Claro que no me refiero a ir con billete en mano pagando esto y aquello, me refiero a que tenemos que dar lo mejor de nosotros al mundo, a los demás, y a nosotros mismos, dar lo que tengamos a mano, lo que podamos hacer, lo que nos guste, lo que aporte, lo que nos haga crecer, lo que ayude, el chiste es dar, porque no todo es dinero. Por ejemplo cuantas personas no hay que día con día le suplican y le imploran a la vida por una buena salud, centran toda su atención en las peticiones y al mismo tiempo se olvidan de hacer ejercicio, de comer sano, de cuidar sus emociones, de cuidarse en si, ese es el pago al que me refiero. A que si por ejemplo queremos que alguien nos haga un favor pero se lo exigimos en vez de pedírselo de forma amable, e incluso poniéndonos a su disposición por si hay algo que pudiéramos hacer por ellos a cambio, aunque no tiene que ser yo te doy si me das algo a cambio, pero si decirle a la vida ¿qué puedo hacer para agradecerte? Pero bueno no solamente se trata de darle algo material a otras personas, sino al hecho de que normalmente exigimos de los demás que sean impecables en su trato con nosotros, que no tengan errores, que actúen de acuerdo a como queremos las cosas, que piensen igual que nosotros, etc, básicamente queremos todo de nuestro lado, y una manera de dar también es otorgar un balance a las cosas, ceder a veces en algo, encontrar puntos medios. Tenemos que entender que la vida es un balance en donde a veces lo que me toca recibir no es lo que yo esperaba, y a cambio yo tengo que dar tolerancia, paciencia y esfuerzo, para seguir luchando por lo que queremos, pero sin enfrentarnos al mundo, sino dando tolerancia y calma.
Y es que en el agradecimiento están encerradas las mejores cosas de la vida, esa es la clave que abre la puerta de todo lo que podamos soñar y desear, en ser agradecidos, en valorar no sólo lo que queremos, sino también lo que tenemos, en valorar nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras emociones, nuestro entorno, nuestra vida en general. El dar las gracias por lo que tenemos aunque no siempre sea lo que queremos, es una forma de mandar un mensaje a la vida, al destino o como le quieran llamar, de decir, ok tal vez mi situación no sea la idónea, pero estoy viva y de alguna manera aprenderé de esto y si me enfoco podré salir adelante de esto.
Así que a partir de ahora, porque no ves la vida, como lo que dije un magnífico restaurante con los mejores platillos preparados sólo para ti, pero en el que tu también tendrás que pagar esa deliciosa comida, que estás por disfrutar. Y aplica esto también para ti mismo, para darte a ti lo mejor, para procurarte, cuidarte, buscar crecer, madurar, avanzar, pide buenas cosas para ti al tiempo que no te olvidas de que al final habrá una cuenta por pagar.
JESSICA WOOLRICH