Alguien me preguntó que si no me daba miedo confiar tanto en la gente, que si no temía sufrir una decepción muy fuerte al no ser precavida y entregarme al cien por ciento en la vida. Y sin pensarlo mi respuesta es no, no tengo miedo del futuro, de lo que pueda pasar, lo único que me interesa es vivir al máximo mi presente, porque eso es lo único que tengo. Hace algún tiempo tomé una decisión que ha sido crucial en mi vida, y es el hecho de que yo siempre iba a ser como quiero ser, sin preocuparme por lo que puedan hacer, pensar, decir u opinar los demás, porque a final de cuenta a mi alrededor hay más de 7 billones de personas, y complacerlas a todas sería imposible, así que elegí complacer a la única persona que puede hacerme feliz o infeliz; a mi misma. Decidí que si los demás me fallaban, me traicionaban, o me engañaban, sería por SUS ELECCIONES, mientras que sería por mis elecciones el permitir que sus fallos me afecten o no, me lastimen o no, sería mi decisión no futurizar en lo que pueda pasar, y enfocarme en lo que pasa. Sería mi elección de vida no vivir pensando en lo malo que pueda traer el futuro, sino en lo maravilloso que puede ser mi presente. De esta forma he dejado de hacer responsables a los demás por mis emociones,y mis acciones, y al hacerlo, me he vuelto una persona muy feliz.
Claro no todos los días es fácil decir vivo cien por ciento en mi presente, no me dejo llevar por mis pensamientos, no me voy a dejar influenciar por las opiniones, etc, pero como mi intención siempre es seguir como la ELECCIÓN de vida que he tomado para mi, me es más sencillo retomar mi camino, cuando por unos instantes me he salido de él, después de todo he aprendido que no hay voz que se escuche más fuerte y constante que la de nuestro interior, y si me dejo llevar por esas otras voces ajenas que SIEMPRE tienen la opinión en la punta de la lengua, como si tuvieran el mapa exacto por donde dirigir nuestros pasos para llegar al tesoro tan anhelado por toda la humanidad: el tesoro del secreto de la felicidad. Y hasta donde yo sepan ninguno de nosotros sabe a ciencia cierta el camino, por eso no es sano ir caminando los caminos que otros nos exijan o digan, si ellos en realidad supieran a ciencia cierta cual es la ruta correcta, créanme que no seguirían caminando, sino ya estarían plantados en la meta.
Por eso el día de mañana que quieras callar tu voz interior por escuchar las opiniones de los demás, recuerda que tanto ellos como tú, aún están a medio trayecto, por lo que no te detengas y sigue andando, y no confundas tender la mano, con dirigir los pasos, que no está mal pedir ayuda, pero lo que si no te puedes permitir, es que después de ser ayudado no te de la oportunidad de seguir andando.
JESSICA WOOLRICH