lunes, 21 de diciembre de 2015

UNA NUEVA OPORTUNIDAD


         En días pasados, fue mi cumpleaños, y más allá de querer celebrarlo con globos, fiesta y demás, aproveché para tomarme un tiempo y reflexionar lo que esto significaba, y es que evidentemente cumplir años quiere decir que uno se hace más viejo, pero más allá de eso, cumplir años quiere decir que tenemos una enorme oportunidad más de agradecer que se nos haya dado el regalo de permanecer un año más en esta tierra. Para mi en lo personal fue un año difícil, pero al final si lo pongo en una balanza, me doy cuenta que los momentos complicados ni siquiera son tantos, porque al final la gente que quiero sigue con vida, gozo de salud, y con todo y algunos jalones, he salido adelante, lo que me ha dado la oportunidad de aprender, de entender, de crecer y sobre todo de fortalecerme, porque hoy a diferencia de lo que sabía cuando tenía 34, hoy sé, que pase lo que pase tengo dentro de mí, el poder más maravilloso que se nos da en la vida, un poder que a veces no valoramos como debiéramos, y es el poder de ELEGIR

       Podemos elegir cual es el camino que queremos recorrer, elegir de que manera queremos recorrerlo, como queremos encarar los buenos y los malos momentos, elegir nuestros sueños y nuestras batallas, pero sobre todo elegir nuestra actitud en la vida. Y es que muchas veces nos dejamos llevar por las quejas, y repelamos de todo y de todos, pero si vemos a fondo, la mayoría de nosotros tiene mucho más por agradecer que cosas por las cuales quejarse. Al menos todos los que están leyendo este blog, tienen acceso a una computadora, y eso quiere decir que tienen más que muchas personas en el mundo, todos están leyendo, por lo que cuentan con la vista por medio de la cual pueden apreciar la belleza de la vida, osea que en sí,  cuentan con más y mejores armas para encarar al mundo,  y bueno un sin número de razones más por las que deberíamos de dejar de lado la queja y empezar a apreciar la vida tal cual es, como una experiencia en la que a veces no nos topamos con las mejores situaciones, pero al final ninguna tormenta dura para siempre y mejores tiempos van a venir. Así que bueno hoy celebro, celebro que estoy aprendiendo muchas cosas, que estoy luchando por mis sueños, celebro que estoy complacida con lo que le entrego a la vida, cosa que no siempre es fácil porque durante muchos momentos de mi vida, dejé de luchar por mejorarme como persona, dejé de esforzarme, y permitía que la vida se adueñara de mi, en vez de yo apoderarme de ella, mis prioridades estaban equivocadas, y al final esto provocaba una baja autoestima, que estaba causada no tanto por mis errores sino por mi falta de acción, porque yo veía la vida pasar y no me animaba a tomarla entre mis manos. Me daba miedo quedar mal, que no fuera la suficientemente buena, que mis defectos pesaran más que mis virtudes, que no tuviera mucho de esto y me faltara poco de aquello, que esto y que aquello, el caso es que cualquier razón era suficiente para perpetuar mi falta de amor propio, y con esto mi mala elección sobre la vida que quería y podía tener, por lo que me sacudí los errores y encaré de frente la vida, y esta es la mejor elección que pude haber hecho, porque  poco a poco empiezo a ver las recompensas, y la recompensa más grande es que hoy que me veo en el espejo, notó el paso del tiempo, pero notó que gracias a este soy una mujer que elige dar lo mejor, y estoy segura que recibiré lo mismo.
        Encara la vida con la actitud de quien está dispuesto a ganar la batalla, aunque tengas miedo de ella.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 14 de diciembre de 2015

LÍMITES

        Quienes me siguen en Facebook, quizás notaron que la semana pasada toqué en más de una ocasión el tema de los límites, y lo hice no por casualidad, sino porque en este momento estoy pasando por un proceso en el que estoy aprendiendo a poner límites, Y no me refiero a ponerme límites de hasta donde quiero llegar en la vida, ni limitar mis metas y mis sueños, sino de poner límites a mi alrededor, límites sanos que definan mi espacio, límites en donde yo ponga las reglas concernientes a MIS COSAS. Hacerle ver a la gente que YO, Y SÓLO YO, soy la dueña de mi vida, levantar la voz para defender mis puntos de vista, decir no, cuando tenga que decirlo, bueno en resumen, aprender a expresarme.


        A mi en particular, me cuesta mucho hacer esto, tengo una tendencia ha buscar complacer a la gente, una tendencia que lo único que ha provocado es que en muchas ocasiones tenga que comprometer lo que pienso y lo que quiero, en favor de alguien más, lo que en definitiva no es sano, porque mi voz, mis ideas y mis pensamientos tienen tanto valor como el de cualquiera. Y es que a muchos de nosotros nos enseñaron que hay que ser educados, y nos confundieron un poco haciéndonos creer que es de mala educación contraponerte a la gente mayor, lo cual es en definitiva un error muy grande, porque debemos de aprender que grandes y chicos deben de ser respetados, que la educación no se define por que tanto uno asiente con los demás, sino por la manera en como uno respeta los puntos de vista ajenos al tiempo que defiende los propios, porque el respeto no solamente se le debe a los otros, sino principalmente a uno mismo. Yo me he dado cuenta que muchas veces en la vida no he dicho las cosas que pienso por temor a ofender a alguien más, y al hacerlo me he lastimado a mi misma, porque he tenido que lidiar con situaciones desagradables, que hubiera preferido que fueran de otra manera, sin embargo en mis manos tuve el poder de hacerlo, con tan sólo haber dado a conocer mi posición, sin embargo antepuse el complacer  incluso antes de mi misma. 
        Hay que aprender a  poner en claro algo, marcar límites y hacer escuchar tu voz, y eso no quiere decir que de un día para el otro te vayas a convertir en una persona mal educada, gritona y que vive a la defensiva, sino quiere decir que te vas a convertir en dueño de ti mismo, te vas a apreciar lo suficiente como para no hacer algo en contra de tus ideas, te vas a valorar tanto como para decir; esta es mi opinión y es muy válida, y te vas a dar cuenta que entre más lo hagas, la gente va a aprender a respetarte más, simplemente porque tú, les estás enseñando que eres una persona que pide y da respeto. Poner un límite no quiere decir que tengas que gritarle a alguien lo que no te parece, únicamente quiere decir que vas a establecer lo que quieres de manera firma, y nada más. Poner un límite significa que te amas lo suficiente para saber que no puedes, ni tienes porque gustarle a todo el mundo, por lo que si a la gente no le parece tu límite, será trabajo de ellos lidiar con eso, porque tu amor propio te impedirá de ahora en adelante  permitirte ceder simplemente por el miedo a ofender.


       Así que ahora que lo entiendo, me toca llevarlo a cabo. Así que si escuchan de mi un no, no es por otra cosa, más que porque es momento de decirme si a mi misma.

JESSICA WOOLRICH

viernes, 4 de diciembre de 2015

SUEÑOS AJENOS

       Algunos de nosotros en determinado momento de nuestras vidas nos damos cuenta que en un punto del camino nos olvidamos de nuestros sueños y proyectos, y comenzamos a vivir sueños ajenos, ya sea el de nuestros padres, pareja o hijos, pero sustituimos lo que siempre habíamos querido lograr, por los proyectos de alguien más. Sin darnos cuenta de las consecuencias que esto  puede traer a nuestras vidas. Esto es muy común con los jóvenes que deciden estudiar la carrera que sus padres han elegido para ellos, sólo por continuar con la tradición familiar, o por cualquier otra razón más, sin nunca preguntarse si esa carrera realmente era la que ellos anhelaban, la carrera con la que se sentían más cómodos, la profesión que querrían ejercer por el resto de sus vidas. El problema de esto es que muchas veces con el paso del tiempo llega la frustración, el enojo, los reproches, simplemente porque uno no supo decidir por sí mismo cual iba a ser el rumbo de su vida. Se ve también con las esposas que antes de casarse tenían un sueño y un proyecto y de pronto dejan todo atrás por seguir el rumbo elegido por el hombre, y se dedican a ser madre y esposa, sin acordarse de que es lo que anhelaban tiempo atrás, y bueno como estos hay muchos otros ejemplos más, de cómo nos olvidamos de nosotros mismos y le damos mayor importancia a la opinión o a las decisiones de alguien más. Y es que no es que sea malo que uno cambie de ideas, de planes y de proyectos, pero al hacerlo, hay que cuestionarse los motivos, para que estos sean porque uno elige mejores cosas que sustituyan a las anteriores, más no por rendirse y pensar que los sueños ajenos tienen mayor importancia que los propios, porque esto NO ES VERDAD. Nuestros sueños, como los de cualquier persona más, son sumamente valiosos, son los que le dan sentido a nuestra vida, son con lo que vamos a vivir cada día, nuestra profesión, nuestros proyectos, nuestros inventos o ideas, son algo personal que no tienen porqué ser elegidos por alguien más. Y es que todos debemos de aprender a respetar la libertad de los otros para elegir sus caminos, lo que a nosotros nos hace feliz puede hacer infeliz a alguien más, por lo que imponer nuestra voluntad lo único que logrará es que el otro viva una vida insatisfactoria, y mediocre.


     Cada uno de nosotros nace con dones y talentos, con capacidades únicas, y deseos personales, conforme vamos creciendo nos sentimos atraídos por cierto tipo de cosas, algunas parecidas a los gustos de nuestros padres, pero muchas otras muy distintas a las de ellos, pero esto no es malo, porque nuestra personalidad es única, nuestra mente es única, nuestro camino es único, por lo que está en nosotros decidir qué es lo que nos haría felices.


      Hace unos meses me di cuenta que había dejado en el camino mi sueño de convertirme en escritora, primero, lo había hecho a un lado por miedo, después por olvido, y al final me di cuenta que me había acoplado a la vida de los demás de tal manera que yo estaba esperando que se realizaran los proyectos de otras personas antes que el mío, en mi caso nadie me había pedido que dejara mi sueño, sin embargo yo había pasado de ser Jessica, la que sueña con publicar sus historias, a Jessica la esposa, la madre, la hija, más nunca la escritora. Hasta que un día la vida me recordó que yo tenía un sueño, y que valía la pena luchar por él, y que al hacerlo, no es que le diera la espalda a mi familia, sino que me estaba dando más valor como persona, lo que sería favorable para todos, así que solamente tendría que encontrar el balance para continuar siendo madre y esposa, pero finalmente ser la escritora que había soñado toda mi vida. Y el resultado ha sido maravilloso, y no me refiero a como ha sido recibido mi libro, sino al resultado interno, a lo que me ha provocado retomar lo que más anhelaba en la vida, me despierto feliz con mi vida, y me siento más capaz de enfrentarme a ella de la mejor manera, me siento con las armas suficientes para salir adelante, y esto lo han recibido muy bien quienes me rodean, simplemente porque están viendo la mejor versión de mi misma que puedo llegar a ser, se alegran de mi decisión porque lo que estoy dando de mi es lo mejor que tengo para dar, y ellos están recibiendo esto. 

        Así que la próxima vez que vayas a dejar tu camino por caminar un proyecto ajeno, recuerda que tus pasos deben de ser caminados por ti y por nadie más, que al final sólo tú vas a lidiar con las emociones que te provoque abandonar o perseguir tus sueños, así que si necesitas busca un balance, pero nunca claudiques en tus sueños.


JESSICA WOOLRICH

lunes, 30 de noviembre de 2015

SE PUEDE CAMBIAR

        Hay una frase que he escuchado a lo largo de mi vida, la cual antes pensaba que encerraba una verdad absoluta, pero conforme he ido creciendo y madurando me he dado cuenta que es la mentira más grande que puede haber, y es que el hecho de que la gente afirme que "LAS PERSONAS NO CAMBIAN"  provoca que muchos la vean como una afirmación real de la condición del ser humano, sin darse cuenta que al hacerlo encierran la capacidad que tenemos de ser mejores o peores personas, de acuerdo a las elecciones que vayamos tomando a lo largo de nuestras vidas. Quienes afirman esto, seguramente nunca se han detenido a analizarse, y observar si son iguales o diferentes de como eran antes, no se preguntan si tienen metas que lograr, si quieren cambiar de hábitos, si su consciencia ha o no despertado. Simplemente van por la vida creyendo que el cambio es inalcanzable, pero la realidad es muy diferente, dentro de nosotros TODOS tenemos millones de posibilidades latentes, si nos enfocamos en algo, podemos llegar hasta los límites más insospechados, simplemente porque cuando el pensamiento se modifica, el cambio es una consecuencia inmediata de esto. Hay quienes en su juventud confiaban en los demás, y de pronto una traición los puede volver desconfiados o viceversa, una buena acción los puede hacer recapacitar de las cosas buenas que existen, y como esto, hay miles de ejemplos más, de personas que cambian por una enfermedad, por un golpe de suerte, por la llegada de un amor, por nuevos hábitos, por mudanzas, o por cualquier cosa más, así que la realidad es que el cambio interno es una constante en nosotros, porque nos vamos adaptando a la vida. 


        Quienes me conocieron hace siete años no creen que yo sea la misma persona de entonces, simplemente porque mis prioridades han ido evolucionando, lo que antes me atraía, hoy ya no lo hace, y lo que antes no me interesaba hoy es el centro de mi vida, y esto evidentemente provoca reacciones distintas, pensamientos diferentes, sentimientos con los que me siento más cómoda y tranquila, y bueno en general, hace que la persona que hoy soy no reconozca a quien ayer fui, y esto lo logré por una sencilla razón: No me conformé con quien era y supe que podía cambiar, así que dejé de lado los malos hábitos, las malas decisiones, las actitudes falsas, el desamor, y aprendí a valorarme y a darme cuenta de que yo, como cualquier otra persona puede ser la mejor versión de si mismo que desee, así que quien diga que uno no puede cambiar, debería empujarse a si mismo a elegir un nuevo destino, y le aseguro que lo logrará.


        Y para mi el secreto para el cambio es que debe de venir de un impulso interno, algo que nos haga querer mejorar, algo que nos motive, así que en una cosa estoy de acuerda en la famosa frase de que "LAS PERSONAS NO CAMBIAN", y es que las personas no cambian porque se les exija ser distintos de como son, hay mucha gente que cuando empieza una relación condiciona su amor hacia el otro diciéndole que podían ser felices si tan solo cambiara, al tiempo que le da una lista enorme de cien mil cosas que necesita modificar, sin darse cuenta que entonces no quiere a la persona que tiene enfrente, porque está buscando a alguien diferente. Así que ese cambio no será real, habrá quienes dejen de salir con sus amigos, se vistan diferente, o tomen decisiones por complacer al otro, pero si ese cambio no está impulsado por los anhelos internos, y por una consecuencia a la evolución, madurez y crecimiento, entonces el cambio no será real. Por lo que evita caer en la trampa de querer convertirte en alguien diferente sólo por complacer a los demás. Cambia cuando decidas cambiar, elige los cambios que A TI te hagan feliz, date a ti mismo la posibilidad de ser quien tu elijas, como tu elijas y cuando tu elijas, que al final nadie más que tú va a vivir con toda la vida esos cambios, así que tómate tu tiempo, pero recuerda que eres capaz de llegar hasta los límites que tu mismo te impongas.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 23 de noviembre de 2015

LA INTOLERANCIA NO ES SUBJETIVA

           Siempre me ha llamado la atención cómo los seres humanos pedimos respeto, al tiempo que no lo damos, pensamos que alguien más está obligado a ser benevolente con nosotros, aún cuando nosotros no lo seamos. Porque no nos damos cuenta de la importancia de ser tolerantes y respetuosos con aquéllos que piensan y actúan de forma diferente a la nuestra, cómo hoy en día muchas personas se declaran en contra del bullying, al tiempo que quizás sin darse cuenta,  ellos mismos cometen actos en donde critican a quienes son diferentes a ellos, ya sea por su tono de piel, su religión, sus preferencias sexuales o políticas, su gusto musical o su fisonomía. Son pocos los que se dan cuenta que con sus críticas generan intolerancia y la intolerancia genera enfrentamientos y bueno, está de más decir lo que los enfrentamientos logran desencadenar.


         El otro día estaba platicando con un amigo que es gay, acerca del respeto a sus derechos, a sus elecciones y en general a su persona, me señaló lo importante que era para él que las personas se dieran cuenta de que él, como cualquier otro ser humano merece respeto, me contó de lo cansado que está de los insultos y de los comentarios despectivos en torno a la comunidad gay, así que le pregunté si se daba cuenta de como por un lado exigía respeto a su comunidad, pero por el otro tenía una forma excesivamente despectiva e incluso insultante para referirse a las personas con sobrepeso, y para quienes escuchan música de banda, su respuesta fue inmediata, "...bueno pero ellos eligen ser así". Entonces, ¿se trata de ser intolerantes con quienes deciden ser diferentes a nosotros, pero si debemos practicar la tolerancia hacia quien no lo decide? en mi punto de vista, esto es lo más absurdo que he escuchado. La tolerancia y el respeto no pueden ser subjetivos, no puede verse como algo que hay que hacer cuando nos conviene y nos parece bien, y cuando no nos parece entonces nos sentimos con el derecho moral de señalar a aquellos que son diferentes, incluso hay quienes  lo ven casi como una obligación. Si creemos que el respeto debe verse de esta manera, entonces casi estamos justificando el hecho de que los terroristas ataquen a quienes tienen una creencia diferente, porque al final de cuentas están atacando a personas que eligen profesar otra religión, seguramente, estas personas cegadas por su intolerancia, encuentran excusas para sus actos atroces. Y claro eso es un extremo de la intolerancia, pero con esto quiero decir, que NO PUEDE EXISTIR UNA JUSTIFICACIÓN PARA SER INTOLERANTES. Porque entonces cada ser humano va a manejar el respeto a los demás como mejor le plazca y el mundo se convertiría en una batalla campal.


          Por ejemplo, yo tengo casi quince años de ser vegetariana, pero esa es una elección personal que nada más me corresponde tomar a mi, y no creo que deba de ir por el mundo viendo como asesinos a quienes comen carne, porque ellos tienen su elección y yo tengo la mía, ellos deciden ser carnívoros y punto, no se trata de verlos como enemigos, porque no es así, se trata de darse cuenta de que ellos eligen cosas diferentes y nada más. Claro, hay que aclarar, no es que yo diga soy tolerante con quienes torturan y asesinan, porque no es así, esas personas necesitan aprender muchas cosas, pero ese es otro tema. El punto es que cada día veo en las redes sociales, como hay quienes a través de bromas, y ataques que se esconden en declaraciones y mensajes aparentemente inocentes, desprecian lo diferente. Cada día leo como quienes escuchan rock menosprecian a quienes escuchan banda, quienes son ateos señalan a los cristianos y viceversa, como se burlan del peso de algunas personas, cómo los de un partido político despedazan a los del otro, y así puedo seguir, con equipos de fútbol, con quienes cambian o no su foto de perfil por la de una bandera, o por cualquier cosa. El caso es que no hemos llegado al punto en el que le permitamos a los demás seres humanos a explorar su unicidad y apreciar las diferencias, que finalmente son parte de esta tierra. En el que logremos debatir con respeto, sin insultos, sin ofensas ni burlas, en el que uno pueda dar su punto de vista y escuchar el del otro.
      Así que habríamos de cuestionarnos si nuestras acciones son o no intolerantes, y si estamos respetando el derecho de los demás, de ser quienes ellos eligen ser.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 16 de noviembre de 2015

¿TÚ QUE INSPIRAS?

        Para quienes han visto la película francesa Intouchables, quizás al verla se dieron cuenta de como una persona puede cambiar el destino de la otra, en tan solo un segundo. No se necesita toda una vida para modificar de forma positiva el mundo, basta con solo un instante, con solo decirle si o no a una persona o a una situación. Para quienes no la han visto la película esta basada en hechos reales, y trata de un millonario terapléjico, que buscando a alguien que lo cuidara se topa con un inmigrante con antecedentes criminales al cual finalmente decide contratar, y con esta decisión la vida de estos dos hombres cambia por completo.


        Me quedé pensando cuantas veces en la vida hemos cambiado el destino de alguien más, y la mayoría de veces, sin ni siquiera darnos cuenta de ello. No nos percatamos, que una simple palabra nuestra puede desencadenar una serie de hechos que  incluso llegan a cambiar el rumbo de la humanidad. ¿No sería fabuloso que nos diéramos cuenta de esto y que pudiéramos aportar nuestro granito de arena para que el mundo fuera un lugar mejor? Por ejemplo, una maestra más que enseñar a restar, dividir, hablar de historia, geografía y más, tiene frente a sí, la oportunidad de enseñar de grandeza, de posibilidades y de logros a tantos y tantos niños, si tan solo se diera cuenta de que la vida la puso en el lugar exacto en donde puede moldear o destruir la confianza en si mismo de todos sus alumnos. Cuando veo y escucho historias de maestros que se sientan en el escritorio solo por cumplir y no les interesa el aprendizaje de los niños, me doy cuenta de que ellos no están entendiendo que con esa actitud no solamente están marcando el destino de la mayor parte de sus estudiantes, quienes seguramente contagiados por la falta de entusiasmo de él y de otros como él, seguirán el ejemplo de una vida sin retos ni sueños, sino que también están marcando sus propias vidas, porque están diciéndose a sí mismos que no vale la pena hacer las cosas bien, ni luchar, ni dar lo mejor de uno. Y muchos culpan al gobierno, a los directores, o incluso a los niños, pero no piensan que en otras aulas hay maestros que incluso con condiciones mucho más adversas, están buscando inspirar a los niños y jóvenes a luchar por un futuro mejor.


        ¿Cuántos de nosotros justificamos nuestra mediocridad? ¿Cuántos de nosotros hemos perdido en el camino nuestros sueños y estamos dando un ejemplo a nuestros hijos de que no vale la pena luchar por lo que queremos, ni por lo que creemos? Cuando niños, la mayoría de nosotros soñamos con grandes cosas, algunos quisimos ser astronautas, cantantes, entrenadores de delfines, bomberos, presidentes, futbolistas o escritores, pero a algunos nadie les enseñó a creer en ellos mismos, por lo que pronto olvidaron sus deseos, y al ser adultos, se conformaron con cualquier cosa que la vida les quisiera dar. La realidad es que pocos de nosotros nos damos cuenta de que tenemos la capacidad de mejorar la vida de las personas que nos rodean, así como de nuestra propia existencia, cuando nos abrimos a las oportunidades, cuando nos deshacemos de los miedos, cuando tendemos la mano, cuando inspiramos, cuando dejamos de acusar al gobierno o a alguien más y nos hacemos responsables de nosotros mismos. Por lo menos en la película que vi, un hombre recuperó la felicidad perdida, en el instante en el que decidió brindarle una oportunidad a alguien más, y necesitamos más personas de estas, que se arriesguen, que entreguen, que le digan que si a la vida, para que los hombres recuerden sus sueños, para que la sociedad se inspire, para que los niños confíen, para que que recuerden lo que querían ser y lo sean, para que no tengan miedo de elegir sus caminos. Para que haya más futbolistas, bomberos, presidentes, astronautas y escritores. Para que así como yo, recuerden sus sueños y no tengan miedo de caminar hacia ellos, porque a mí, se me había olvidado mi sueño y ahora  después de tantos años de evitar pensar en él, finalmente se me olvidaron todos los miedos.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 9 de noviembre de 2015

LA SONRISA CORRECTA

        La semana pasada fui a ver al dentista, mi visita era  como cualquier otra cita en donde uno abre tanto la boca que hasta duele, pero de pronto una frase del doctor me hizo ver la realidad de como los seres humanos constantemente nos rechazamos. El dentista me comentó que mi sonrisa era del tipo Recia, cosa que nunca en mi vida había escuchado, ya que mis comisuras apuntaban hacia abajo, pero que este "problema" bien podría solucionarse con una pequeña inyección de Botox. La verdad es que esto me impresionó, no porque mis comisuras apuntaran hacia arriba o hacia abajo, cosa que nunca me había interesado, y de hecho sigue sin importarme, sino el hecho de que ahora hasta la sonrisa tiene que cumplir con ciertos estándares para ser una sonrisa perfecta.¿pero qué no la sonrisa perfecta debería de ser aquella que sale del alma? Aquella que es provocada por el regocijo del espíritu y la satisfacción del alma, y no por una ridícula clasificación. Y se que el hombre no lo hizo con la intención de lastimarme, sino que lo hizo porque él, como la mayoría es parte de una lucha constante por alcanzar la perfección, sin darse cuenta de que el problema es que con todas las cosas inherentes al físico, al espíritu y a la mente del ser humano, tenemos una tendencia a querer estandarizar todo, como si la diversidad fuera un defecto, y no nos damos cuenta el tremendo daño que nos estamos haciendo a nosotros mismos.


      Nos hemos acostumbrado a idealizar ciertas tallas, a rechazar nuestros olores, la textura de nuestro pelo, el tono de voz, y cientos de miles de cosas más, claro todo esto de acuerdo a los cánones impuestos en esa época, porque lo que hoy puede ser visto como algo perfecto, mañana quizás pase de moda. Y con esto no nos permitimos valorar la belleza que radica en las diferencias, en la diversidad, y en el hecho de que es maravilloso que todos y cada uno de nosotros seamos únicos e irrepetibles, sin importar nada más que la calidad de seres humanos que seamos, Que pese más el hecho de que seamos justos, comprensivos, respetuosos, al hecho de que tengamos uno, cinco o hasta cien kilos de más. Nos hemos acostumbrado a sonreír de cierta manera para ser agradables, y nos hemos olvidado de procurar nuestro interior, ya que si todos hiciéramos esto nos daríamos cuenta de que la verdadera belleza radica en el ojo del observador, y mientras el observador tenga un interior limpio y bello, lo que veamos será igual de esta manera.

      Quizás hace unos cinco años las palabras aparentemente inofensivas de mi dentista hubieran lastimado el  escaso amor propio que en ese entonces tenía, y seguramente hubiera llegado directamente a enjuiciarme ante el espejo, para ver si podría disimular mi "imperfección", pero ahora que he aprendido a respetarme y a quererme con todo y los ciento veinte mil defectos que tengo, me vi en el espejo y no pude sino sonreír, con todo y mis comisuras apuntando hacia abajo. Sonreí al ver que la mujer que me miraba estaba feliz con su vida, con su sonrisa recia, con las estrías que me había dejado el regalo más grande que me ha dado la vida que es mi hijo, con todo y mi cabello alborotado por la humedad, y con las tenues patas de gallo que el paso de los años me está dejando, y con todo y todo me vi tan perfecta y maravillosa como me veía mi madre al nacer, y me maravillé de que aquella mujer imperfecta que estaba frente a mi, pudiera sentirse finalmente PERFECTA.

JESSICA WOOLRICH

lunes, 2 de noviembre de 2015

FLUIR Y DEJAR IR

       Llega un momento en la vida en donde nos encontramos en una encrucijada, en donde los caminos convergen y debemos de tomar una decisión, en donde por un lado tenemos un camino igual al que siempre hemos andado, con las mismas personas, los mismos hábitos, los mismos parajes, mientras que el otro camino que se nos presenta es un camino incierto, distinto al que hemos recorrido, donde habrán nuevas experiencias, con personas nuevas, y muchos, muchos retos. Un camino que en resumen nos impone y da miedo. Sin embargo este nuevo camino que tanto nos impone, también nos atrae, nos da curiosidad, y algo en nuestro interior nos impulsa a seguir por este sendero, porque en el fondo sabemos que ya no somos la misma persona que tiempo atrás eligió el camino viejo, nos damos cuenta de que durante el trayecto, las caídas, los paisajes y aprendizajes hicieron que  algo dentro de nosotros cambiara y aprendimos a ver la vida de forma diferente. Sentimos un enorme agradecimiento porque en el viejo camino aprendimos muchas lecciones, sobre todo aprendimos que aún cuando nunca tendremos certeza de a donde nos llevará exactamente nuestro siguiente paso, si sabemos que dentro de nosotros tenemos todo lo necesario para continuar nuestro viaje, siempre y cuando no nos dejemos vencer por el miedo.


        El problema es que muchas veces no solamente tenemos miedo de lo incierto del camino desconocido, sino que también tememos dejar lo conocido, lastimar a las personas que nos acompañaron, herirlas cuando les digamos que emprenderemos algo diferente, tememos darle la espalda a lo que fue, creyendo que al empezar algo nuevo estaremos rechazando lo viejo, pero esto no es así. La vida está llena de ciclos, unos empiezan, otros continúan y otros tantos se acaban, y quienes caminan lo saben, mientras que aquellos que temerosos se quedan estáticos, desconocen que allá afuera hay un mundo por recorrer, aventuras por conquistar, sueños por lograr, pero al hacerlo no quiere decir que desprecies tus recuerdos, solamente que así como el árbol en primavera deja que nuevas hojas colmen sus ramas, así también para nosotros hay un momento en el que tenemos que crecer, y dejar que nuevas experiencias y personas nos rodeen, en el que no podemos quedarnos atados al pasado, en el que tampoco podemos hacer más lentos nuestros pasos, solamente para que quien en algún tiempo fue a nuestro ritmo, hoy no se sienta traicionado. Porque hay que recordar que en esta vida, cada uno de nosotros es responsable única y exclusivamente de sus propios pasos, de elegir su propio camino, el camino que a uno lo haga feliz, no quiere decir que sea el correcto para alguien más, por eso la elección de nuestros sueños y proyectos es algo muy personal. Así que anda elige, camina, que aquellas personas que fueron a tu lado, quedarán guardadas en tu memoria, y tal vez, solo tal vez, inspirados por tu decisión, finalmente se decidan a crecer y caminar. Pero mientras tanto, tu tienes que seguir, no puedes pretender ser un niño que solamente sabe gatear, cuando tu alma y tu cuerpo están listos para caminar, para correr, y recorrer. Aprende que elegir un camino es parte de la vida, y despedirte de lo que fue es solamente una etapa de crecer.
  

       Así que hoy elijo el camino incierto, se que a mi lado seguirán algunas personas que se sientan como yo, atraídas por lo nuevo, atrás quedarán otras que fueron parte de mi andar, pero que hoy eligen no avanzar, pero también se que hay muchos otros que seguirán sus propios caminos, y quizás estos vuelvan a cruzarse más adelante.  Pero mientras tanto, deseale suerte a esa gente, para que elijan un camino que los colme de satisfacciones, para que nunca dejen de andar. Y al decirlo y despedirte retoma tu paso y vuelve a caminar.


         Los caminos siguen, los ciclos acaban, las despedidas no son fáciles, pero en definitiva es más sencillo decir adiós que vivir en un camino que no está hecho para ti. Que vivir una vida dirigida por el pensamiento ajeno, y no por los anhelos propios.
                JESSICA WOOLRICH

lunes, 26 de octubre de 2015

¿Y SI HOY MUERO?

      Hace una semanas estaba viendo una película acerca del Tsunami del 2004, y aún cuando siempre he escuchado que ninguno de nosotros tenemos la vida comprada, en ese momento lo entendí. Al ver como de un instante al otro, las risas, los juegos de pelota, las memorias felices, fueron arrancadas sin previo aviso de forma brutal para ser sustituidas por la peor pesadilla que alguien pueda imaginar. La muerte, la destrucción, la angustia fueron la única realidad concebible por las cientos de miles de personas que se encontraron en un mal segundo, en un mal lugar. Y fue entonces cuando lo supe, supe que yo no tenía la certeza absoluta de que en mis próximos segundos de vida no iba a encontrarme en las coordenadas erróneas en el minuto trágico, supe que ni yo ni nadie sabe cuando la vida le será arrancada, ya sea de una manera suave, en medio del más hermoso sueño nocturno, o de forma violenta en medio de un terremoto, de un huracán o de cualquier cosa más. Y tan sólo unos días después de haber visto esto, llegó la noticia del huracán Patricia, por lo que hablando con mi madre de esto, una frase suya, sacudió mi vida. Y es que ella me dijo; Es muy triste pensar que para muchas de esas personas el pronóstico de la llegada de Patricia, también es el aviso de que ese será el último día de sus vidas, cosa que afortunadamente no sucedió, sin embargo, sus palabras me hicieron recordar la película que había visto tan sólo unos días atrás. Así que pensé ¿cuántos de nosotros quisiéramos que se nos avisara que al día siguiente vamos a morir? Pensé que yo quisiera ser una de esas personas, pensé que me gustaría saberlo, pero luego me pregunté el porque. ¿Me gustaría saberlo para poder tomarme 24 horas para hacer todo aquello que siempre he querido hacer? ¿Y por qué no hacerlo ahora? ¿Para qué esperar a que me avisen el día de mi muerte?
¿PARA EMPEZAR A VIVIR?


            Mejor empiezo ahora, mejor me arriesgo y me lanzo directo a mis sueños, mejor empiezo a vivir cada instante como si fuera el último, porque cuando la muerte llegue, quiero decir; YO SÍ VIVÍ. Y  es que, ¿cuántos de nosotros en vez de vivir sobrevivimos? Vivimos en medio de la rutina, del hábito, nos despertamos peleando porque la vida nos robó 5 minutos de sueño, en vez de agradecer que tenemos 5 minutos más para poder vivir, para poder hacer lo que nos gusta, Nos dirigimos a un trabajo que no nos llena, que no nos impulsa, un trabajo en donde aprendimos a hacer las cosas, pero no usamos nuestro talento. Nos quedamos con parejas con las que todo el día discutimos, porque somos incapaces o bien de decidir darnos la vuelta y aprender a vivir con nuestra soledad, o aprender a apreciar las diferencias que en vez de separarnos pueden unirnos, Muchos viven su vida a través de la pantalla del teléfono, ponen entre sus ojos y el más bello paisaje, o el momento más preciado el celular, y son incapaces de fijarse en los colores, en el momento, en las sensaciones. A muchos se nos ha hecho muy fácil, y hasta una costumbre decirle TE AMO a la persona amada más fácilmente a través de un chat que de nuestra propia voz, y hemos perdido la capacidad de conectarnos con la mirada, Pero sobre todas las cosas hemos aprendido a vivir con el miedo, con el miedo a no ser suficiente, a ser incapaces, a ser mucho o poco, a ser como somos, a querernos con todo y nuestros defectos, a nunca poder alcanzar nuestros sueños.

         Es por eso que decidí que no me esperaría a que llegara un Tsunami ni una Patricia a mi vida para empezar a vivir, y no necesito saber cuando habré de morir, porque no habrá diferencia en si lo sé o no, ya que hoy me lanzo con fuerza a la vida, sin temor a nada, PORQUE NO QUIERO MORIR SIN HABER VIVIDO.

                                                                                              JESSICA WOOLRICH

domingo, 25 de octubre de 2015

SE EMPIEZA POR EL PRINCIPIO


Parezco nueva en el mundo de las letras de verdad, estoy nerviosa porque no sabía ni lo que era un blog jajajaja, pero bueno ya recibí la asesoría necesaria, así es que entro por primera vez en todo este mundo del que no se mucho, pero intentaré aprender rápido.

Decidí hoy empezar con todo esto, porque precisamente hoy es cuando me sentí escritora ya de verdad, cuando los sueños se están convirtiendo en realidad, cuando después de haber tocado puertas, estas comienzan a ser abiertas para mi, para que mi imaginación se adentre de la mano de mis historias en el mundo de las letras leídas, que es muy distinto a lo que siempre he conocido. Después de todo, desde pequeña yo siempre escribía para y mi, y solo era leída por mi. De vez en vez mi familia y amigos leían algo esporádico de lo creado por mi, y bueno claro esta, después llegaron mis columnas en donde mi parte analítica se dejaba llevar para dar recuento de los sucesos ocurridos a lo largo y ancho del mundo, pero nunca me dio tanto miedo ver mi nombre escrito al final de una nota mía, porque sentía, quizás me equivoco, que la gente es menos crítica cuando escribes lo que es o lo que fue, que lo que imaginas que pudiera ser. Es por eso que ahora el miedo a ser publicada me paraliza, me siento novata en esto, tengo mas de cinco años viendo mi nombre aparecer en diversas notas y columnas creadas por mi, sin embargo no es lo mismo, o yo siento que no es lo mismo, ahora en la historia que está saliendo a la luz, va mi esencia, mi imaginación, mis sueños, y es precisamente por eso que siento este proyecto tan intimo, tan personal. Así que bueno ya está, tengo que enfrentar este miedo y compartir mi lado mas profundo, y si triunfa a gozar y celebrar, y si no lo hace, pues nada a levantarse y volver a empezar.

Desde niña siempre había soñado con escribir, y comencé a hacerlo, después, supe lo que es ser escritora, y comencé a hacerlo, y hoy supe lo que es creer en mis sueños, y dejé de soñarlos, y comenzaré a vivirlos. Tengo mi columna semanal en algunas revistas, y tengo algunos otros proyectos, sin embargo, escribir el libro fue toda una aventura para mí, fue empezar a vivir en mi cabeza un mundo inexistente que se fue narrando con el correr de las hojas que hoy están allá afuera, para que no solo sean leídas por mí sino para que sean juzgadas, disfrutadas o rechazadas por el mundo. Así que mientras que las puertas se abren completamente y mi libro es colocado en algún estante sigo narrando lo que es, las noticias importantes, analizo lo que pasa y pronostico lo que podría pasar, sin tener certeza de que lo que pienso es lo que será.


        Con satisfacción me doy cuenta de porque nací escritora, para compartir, para llevar mis ideas a lo largo y ancho de esta tierra, para que la pluma corra y las ideas se desborden, no todos estarán de acuerdo con ellas, pero habrá gente que si, y cuando esas personas y yo nos encontremos por el camino, seguramente estaremos contentas de formar parte de esta nueva tierra.


JESSICA WOOLRICH